Es una nueva consola que llega sin ningún juego principal exclusivo (no, ni siquiera Halo), sino que promete que podrás jugar a todos los juegos que jamás se hayan hecho para Xbox y hacer que la mayoría se vea mucho mejor que antes. Esta Xbox no hace nada que no pueda hacer tu Xbox actual. Pero lo hace generalmente mejor, más rápido y a más fotogramas por secundo (si tienes una de las pocas televisiones compatibles con más de 60 fps, claro). Para una videoconsola tan importante, eso hace que no sea nada mainstream, a diferencia de la Xbox Series S. Ah, y parece una nevera. ¿Lo había dicho ya?

Diseño y calidad de fabricación

Microsoft ha dado en el clavo con el aspecto de la Xbox Series X, algo positivo puesto que, teniendo en cuenta su tamaño, se trata de una consola que terminarás viendo mucho.

De forma cuboide, con un tamaño de 15,1 x 15,1 x 30,1 cm, la Xbox Series X es básicamente la videoconsola más grande de la historia. Bueno, hasta que la PS5 llegue pocos días después. Pero no solo es grande. Debido a su diseño en forma de caja, que recuerda a la torre de un ordenador de sobremesa, básicamente no tiene la forma adecuada para encajar en la mayoría de muebles de televisión. Si eres como yo y prefieres esconder tus consolas, eso resulta un problema: no puedes ocultar la Series X. A no ser que tengas unos estantes enormes, esta consola ha sido pensada para colocarla al lado de tu televisor, te guste o no. Teniendo esto en cuenta, como mínimo Microsoft ha optado por un diseño que básicamente es una gran caja negra. Solo “manchada” por una unidad de disco, puertos y un par de logos pequeños, se trata de un objeto minimalista.

La única presencia de color es el toque verde que encontramos dentro del tubo de escape del calor, que ocupa toda la parte superior de la consola, pero incluso ese verde vibrante solo puede verse desde la derecha. Y he dicho parte superior, pero por supuesto la Xbox Series X puede colocarse tanto verticalmente como horizontalmente, por lo que ese ventilador puede terminar estando al lado de la consola para ti. La coloques como la coloques, la parte frontal de la consola tiene un disco Blue-ray UHD 4K (solo disponible en la Series X, y no en la más barata Series S) junto a un único puerto USB 3.1. Encontrarás dos puertos USB más en la parte trasera, junto al HDMI 2.1 de salida, Ethernet, puerto de carga y una ranura para almacenamiento expandible (más sobre esto más adelante).

A diferencia de la PS5, no hay un puerto USB-C en esta consola. Para la mayoría eso no supondrá un problema, pero hubiera sido una incorporación bien recibida aunque solo sea para lo que pueda pasar en el futuro. Con el tiempo, los periféricos USB-C estarán más y más presentes. Muchos compararán el diseño de la Series X con el de la PS5. Esto no es demasiado importante, pero cuando su tamaño empieza a determinar dónde las puedes colocar, este pasa a ser más importante que antes. Diré una cosa: me hubiera gustado mucho, mucho poder esconder bien la Series X en mi armario multimedia, y me ha molestado un poco que haya tenido que quitar una de mis plantas para darle sitio al lado de la tele. No juzgaría a nadie que decidiera no comprar la Series X para no tener que hacer lo mismo.

Mando

Mientras que la consola en sí misma no ha seguido ninguna convención, Microsoft no ha arriesgado nada con su mando. A primera vista, podrías pensar que es el mismo mando que venía con la Xbox One. No lo es, pero tan poco ha cambiado que a Microsoft no le importa si quieres seguir utilizando un mando de la generación anterior. Funcionará perfectamente.

Disponible en su lanzamiento en negro, blanco o azul (el que viene con la Series X es negro), el diseño es esencialmente el mismo. La forma de los mangos son algo diferentes, para mejor, y un nuevo acabado en la parte trasera y los botones superiores te ayudan a agarrarlo mejor. El mando de dirección sí que ha sido rediseñado, que ahora tiene una forma circular que hace que sea más fácil moverte por los juegos de lucha, aunque para mi gusto flojea en juegos 2D como Wargroove. El nuevo botón para compartir en el centro del mando hace que sea más fácil y rápido hacer capturas de pantalla y vídeo (hasta 30 segundos de vídeo HDR 4K y pantallazos 4K) y ofrece una gran variedad de ajustes personalizables. De forma similar, los controles en todo el mando son enormemente adaptables, pues Microsoft sigue esforzándose para ser accesible. ¿Te habías dado cuenta de los marcadores elevados sobre los puertos de la consola?

Los pequeños cambios en el mando hacen que su único fallo sea más catastrófico: en pleno año 2020, el mando del Xbox Series X sigue utilizando pilas AA. Honestamente, es absurdo, y el hecho de que Microsoft haya añadido un puerto USB-C a un mando que no puedas cargar (a no ser que compres el pack con batería recargable por 22,99 €, claro) solo hace que duela más la herida. Dejando a un lado las pilas, es un buen mando. Es sencillo, funciona y es cómodo. No cambiará la forma en la que tienes de jugar, pero por ahora Microsoft no lo quiere. Como la propia consola, el mando de la Series X es el mismo, pero mejor.

Especificaciones y rendimiento

Pero venga, vamos al meollo. ¿Qué hay dentro del Series X? ¿Y qué puedes hacer una vez empieces a jugar?

En el corazón de la consola tenemos una CPU AMD de 8 núcelos basada en la arquitectura Zen 2 de 7nm de la compañía, acompañada por una GPU de la misma compañía y una RAM GDDR6 de 16 GB. A la práctica, esto significa que la Series X puede renderizar juegos de resoluciones de hasta 8K con HDR y unas velocidades de fotogramas de hasta 120 fps. Pero no te emociones mucho. Estos son dos escenarios ideales, y el rendimiento objetivo para la mayoría de juegos es simplemente 4K a 60 fps. No esperes llegar a 8K a 120fps a menudo, y probablemente nunca pase al mismo tiempo. De hecho, los televisores compatibles con 8K a 120 fps son pocos, así que una consola que ofrezca buen 4K a 60 fps (lo más que puede manejar una tele media) es prioritario. Mientras que algunos juegos ya ofrecen este rendimiento en hardware existente, la promesa aquí es que casi todos los videojuegos a partir de ahora lo podrán hacer.

Mi televisor (el que he utilizado para probar la Series X, claro) no es compatible con 10 Hz, por lo que no puedo probar la afirmación de Microsoft de que Gears 5 ofrece ahora 120 fps con la Series X o asegurarte de que estos fotogramas más te emocionarán. Pero lo más probable es que tu televisor tampoco sea compatible, así que es irrelevante. Sí que he podido comprobar que Forza Horizon 4 ofrece 4K auténtico con un 60 fps sólido y unos efectos HDR espectaculares, lo que lo reafirma como la mejor representación del Reino Unido virtual que podríamos desear. Gears Tactics, que debuta en una consola con la Series X (pero también pasa a estar disponible para Xbox One a la vez), aprovecha al máximo esta alta resolución al ofrecer efectos llenos de detalles, aunque no estoy seguro que los tonos marrones de Gears son los mejores para demostrar la potencia del HDR. Todo esta potencia produce calentamiento y, si posicionas tu mano sobre la Series X mientras estás jugando, te parecerá que es un horno. Quizás es por eso que Microsoft ha optado por una forma así, para que este calor no dañe los muebles de sus usuarios.

Aun así, por mucho que se caliente, el ventilador no hace ruido, o al menos si lo comparo con mi PS4 Slim, que ya suena como un avión de reacción con una fuerte tos. Seguro que esto termina ocurriendo también con la Xbox, al irse acumulando el polvo, el procesador se va estropeando y los juegos se vuelven cada vez más exigentes. Pero, por ahora, el proceso de enfriamiento de Microsoft funciona bien. Si estás acostumbrado a la Xbox One o la PS4, el cambio en los gráficos es especialmente impresionante, pero aquellos que ya hayan utilizado una Xbox One X o una PS4 Pro no lo notarán tanto. Obviamente, es más potente, pero más allá de los 60 fps (que no son si quiera una garantía), no notarás mucha diferencia. Lo que sí notarás es la SSD. Es la primera Xbox con una unidad de estado sólido, en este caso de 1 TB, aunque estos pasarán a ser unos 802 GB de espacio disponible por la presencia del sistema operativo.

El almacenamiento de estado sólido trae muchas ventajas técnicas, y muchas de ellas Microsoft las incluye en lo que llama “Arquitectura de velocidad”. La principal son los tiempos de carga, que son… mínimos. Ya estés jugando con un juego nuevo para la Series X o un título antiguo compatible, los niveles suelen cargarse ahora en solo unos segundos, y no minutos. Es una “mala noticia” para los que quieran tomarse un descanso, pero excelente para los que no quieran parar de jugar. Es una de las principales razones por las que pasarse a la Xbox Series X porque, aunque solo la utilizaras para jugar a esos juegos a los que ya juegas, la mejora en los tiempos de carga son difíciles de resistir. También es más rápido pasar de un juego a otro, aunque la compatibilidad con esta función ‘Quick Resume’ no está muy extendida. Cuando funciona, significa que puedes pasar de un juego a otro y llegar a ese sitio en el que lo dejaste sin tener que navegar de nuevo por los menús. Solo se tardan unos segundos a hacer el cambio, lo que significa que no es instantáneo, pero será más fácil volver a esa misión que dejaste a medias y hacer un par de vueltas en Warzone antes de volver a hacer algo en modo individual. En el futuro, tanto Microsoft como Sony dicen que sus juegos serán desarrollados teniendo presente las SSD, con más mundos abiertos y menos trabajo de relleno para evitar los tiempos de carga. Pero mientras los desarrolladores tengan que preocuparse de las videoconsolas de la última generación, esto no ocurrirá, así que, por ahora, lo que promete la SSD es básicamente cargas más rápidas.

Volviendo al almacenamiento, como he dicho, obtienes 1 TB, lo que te da unos 800 GB de espacio disponible, suficiente para albergar entre 15 y 20 juegos, según su tamaño. Puedes expandir esta memoria, pero la cosa se complica. En primer lugar, si tienes una unidad USB externa con, como mínimo, USB 3.0, entonces puedes conectarlo a uno de los tres puertos USB para tener más espacio. Puedes utilizarlo para jugar a juegos compatibles con la Xbox One o anterior, pero no para jugar a juegos optimizados para la Series X (estas optimizaciones dependen de las velocidades de la SSD interna, que una unidad USB no puede igualar). Así, la opción más barata para expandir tu almacenamiento es guardar tus juegos antiguos en un disco externo, y guardar los nuevos en el disco interno. Siempre puedes almacenar algunos juegos en el disco externo y pasarlos al interno cuando quieras jugar a ellos (solo se tarda unos minutos a pasar incluso un juego de 100 GB).

Si te lo puedes permitir, otra opción es comprar una de las tarjetas de almacenamiento de Microsoft. En estos momentos, no obstante, solo las produce Seagate, y te costará 249,99 € por 1 TB. Esto te permitirá jugar a juegos directamente sin que pierda en rendimiento (eso dice Microsoft, pues no se me mandó una con mi Xbox de prueba y no lo he podido probar), y es compacta y portable, pero… cuesta 249,99 €. Esto es prácticamente lo que cuesta la Xbox Series S. Hasta que no tengamos más opciones disponibles y los precios bajen, es mejor que utilices cualquier disco USB que tengas. La SSD (una prestación que también se ofrece con la PS5) es la principal razón por la que comprar una Xbox Series X ahora, a no ser que tengas un televisor compatible con 120 Hz o la consola que utilizas ahora no es 4K. Pero es una razón muy importante, ya que ofrece una mayor continuidad en el gameplay que realmente muestra ese cambio generacional, incluso cuando el uso de 4K a 60 fps no impresiona tanto.

Juegos y software

Una nueva consola significa un nuevo sistema operativo, y así Microsoft ha resideñado la interfaz de la Series X. Eso… no es razón suficiente para comprar la nueva consola. ¡Pero no es una crítica de la nueva interfaz! Pero simplemente es lo que hay. Tiene una forma algo complicada de llegar hasta los juegos, gestionar tu almacenamiento y de anunciarte muchos otros juegos mientras estás allí. Como cualquier otro sistema operativo de consola, pero con los toques específicos de Microsoft como las apps preinstaladas Edge y Skype que nunca vas a usar. El gran cambio es una mayor integración con la app Xbox para móvil, que ha sido actualizada y puedes usar para configurar tu Xbox, gestionar almacenamiento, descargar e instalar juegos de forma remota e incluso reproducir juegos desde tu consola. Sabemos que a veces los móviles pueden resultar mejores que los mandos, y a la vez Microsoft consigue satisfacer sus deseos de convertir la Xbox en tu marca de preferencia cuando se trata de jugar.

He dicho al principio que la Xbox Series X no llega con ninguna app decisiva, ningún título exclusivo en su lanzamiento. Con el aplazamiento de Halo Infinite (¡aunque este debía estar disponible también en consolas de años anteriroes!), no hay ningún título de Microsoft en su lanzamiento que pueda atraer a más jugadores. En cambio, por ahora el foco está en mejorar las versiones de títulos antiguos (los equipos internos de Microsoft han optimizado juegos como Forza Horizon 4, Sea of Thieves y Gears 5 para que parezcan nuevos), y por supuesto ofrecer los grandes juegos multiplataforma de la temporada, pues Assassin’s Creed Valhalla, Cyberpunk 2077 y Call of Duty: Black Ops Cold War llegarán a la Series X a finales de año (y, de nuevo, también para la Xbox One). Esto decepcionará a aquellos que quieren tener acceso a los juegos pronto, especialmente si se gastan 500 € en una consola en la que no podrán jugar a ningún juego al que no pudieran jugar con la que ya tienen. Pero es también una prueba de lo que Microsoft quiere conseguir: que puedas jugar a cualquier juego de Xbox en cualquier Xbox (o PC, o desde tu móvil).

Teniendo eso presente, con la Series X también puedes jugar a cualquier juego para Xbox anterior, con la excepción de cualquier que se base en el sensor de movimiento Kinect, que no es compatible con el nuevo hardware. Eso significa que la videoconsola es compatible con un catálogo muy completo y, gracias a la unidad de disco, puedes seguir jugando desde cualquier versión de disco que tengas, lo que significa que no dependerás de copias digitales o Game Pass. Ya sea en disco o digital, se cargarán más rápido gracias a la SDD, y se verán mejor gracias al upscaling y la tecnología HDR automática. Y hay que hablar también del Game Pass. Un servicio por suscripción que te da acceso básicamente a todos los mejores juegos de Microsoft, además de a muchos juegos externos, por 9,99 € al mes. Ahora incluye una suscripción EA Play si optas por el plan Ultimate por 12,99 €, que también te trae Xbox Gold (el plan de pago aparte para multijugador online) y streaming en la nube en tu móvil. Es decir: compra una Xbox, suscríbete a Game Pass, y nunca jamás tendrás que comprar un juego. Es algo que Sony no puede igualar ahora mismo, por lo que puede ser una buena razón para optar por la Xbox si estabas dudando entre una u otra plataforma.

En mi caso, seguiría apostando por la colección de títulos exclusivos de Sony, pero Microsoft poco a poco va cogiéndole terreno, con títulos como Halo, Gears y Forza, la compra de Bethesda y los juegos seguramente exclusivos para Xbox Elder Scrolls y Fallout. Falta mucho para esto, así que no recomendaría a nadie escoger una consola u otra basándonos solo en la posibilidad de tener Fallout dentro de unos años. No hay nada en la lista de juegos para la Series X que justifiquen por ahora el paso a la nueva generación, y sinceramente podría pasar uno o dos años antes de que tengamos los títulos exclusivos. No es un fracaso para Microsoft, pero sí parte de su estrategia, lo que significa que no merece la pena hacer el paso por ahora.

Precio y disponibilidad

La Xbox Series X saldrá a la venta mundialmente el 10 de noviembre a un precio de 499,99 €, que también incluye el mando, pero ningún juego ni otros accesorios. Si quieres una, puedes consultar nuestra guía de compra de la nueva Xbox, aunque las existencias son actualmente limitadas. Si lo prefieres, también puedes apostar por una suscripción a través de Xbox All Access, que incluye el Game Pass Ultimate y termina teniendo mejor relación calidad-precio, aunque por mala suerte todavía no está disponible en España o América Latina.

Obviamente, también tienes a tu disposición la Xbox Series S, que cuesta casi la mitad a sus 299,99 €. Es menos potente y no tiene unidad de disco, pero podrás jugar a los mismos juegos y utiliza la misma SSD, aunque más pequeña. Puedes consultar nuestra comparativa entre la Series X y la Series S para ver las diferencias.

Veredicto

Como he dicho, la Xbox Series X es una apuesta curiosa por ser una nueva generación de consola. Es más potente que cualquier otra Xbox, pero no puede beneficiarse de eso para jugar a juegos a los que no podías jugar antes. Y, dependiendo de las especificaciones de tu televisor, probablemente no podrás beneficiarte de toda esta potencia extra. Aún así, aquellos que den importancia a cosas como estas apreciarán poder jugar a Gears 5 en modo multijugador a 120 fps, o navegar por Sea of Thieves en 4K a 60 fps. Pero los demás seguramente disfrutaremos más que todo se cargue tan rápidamente gracias a la nueva SSD. Al fin y al cabo, es un pequeño paso pero un gran salto, y si nunca te han preocupado las velocidades de fotogramas, entonces no tienes ningún motivo por el cual comprar la Xbox Series X ahora mismo. Siempre y cuando tengas una otra consola, podrás hacer lo mismo. Esta básicamente puede hacerlo mejor, más rápido y más suavemente. Algunos no tendrán ninguna duda, aunque cueste 500 €. Para la mayoría de nosotros, tenemos la Series S.

Lista de especificaciones

CPU: 8 núcleos, 3,8 GHz, AMD Zen 2 (7nm) personalizableGPU: 12 teraflops, 52 CUs, 1,8 GHz, AMD RDNA 2 personalizableMemoria RAM: GDDR6 de 16 GBAlmacenamiento: SSD NVMe de 1 TBExpandible: Tarjeta de expansiónSeagate (1 TB) o HDD externa de USB 3.1Vídeo de salida: Juego hasta 4K a 120fps, HDR hasta 8KDisco óptico: Blu-ray UHD 4KPuertos: HDMI 2.1, 3 x USB 3.1 (gen. 1), EthernetConectividad inalámbrica: Wi-Fi 5 802.11ac (banda dual)HDMI: Latencia baja automática, tasa de refresco variable, AMD FreeSyncSonido: L-PCM, hasta 7.1, Dolby Digital 5.1, DTS 5.1, Dolby TrueHD con AtmosDimensiones: 151 x 301 x 151 mmPeso: 4,4 kg

Artículo original publicado en Tech Advisor UK. 

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